Sin miedo a los estereotipos, miles de integrantes de la comunidad se adueñaron de la avenida Madero
La plaza Melchor Ocampo fue el escenario que arropó la culminación del Pride, realizado en la capital michoacana la tarde de un sábado lluvioso.
Ahí, frente a personas ataviadas con banderas de los diferentes colectivos de la diversidad, maquillaje, faldas, tacones y gorras de marineros, fue que el activista y presidente de Inclu Mich, Luis Antonio Cortés Salinas, emitió un breve posicionamiento sobre la visibilidad. “Estamos en semáforo verde, hay que ir a pintar Morelia de colores”.
Esa estela de color comenzó a las 18:00 horas en la Plaza Morelos, conocida coloquialmente como “El Caballito”, donde las personas comenzaron a reunirse desde unas dos horas antes para marchar sobre la avenida Madero.
Fue un contingente acompañado por automóviles con letreros de algunos centros nocturnos y marcas de automóviles, parejas del mismo sexo, la influencer Pamela Chup y perritos con pañuelos multicolores.
La algarabía del desfile no tuvo mella a pesar de que se soltó una breve llovizna, justo cuando las personas caminaban a la altura de Catedral. Luego de unos minutos el agua dejó de caer, justo antes del final, donde Cortés Salinas refirió que hubo al menos “10 mil personas de la diversidad, más quienes nos vieron desde las trincheras”.
De hecho, a lo largo de la marcha distintas personas veían con interés el desfile, tanto que varias de ellas sacaron sus celulares para grabar o tomar foto, además, claro, de los vendedores ambulantes que ofrecían cubrebocas y gorras con el arcoíris, más coronas de flores.
Aunque definitivamente no tuvo la misma espectacularidad que en los años previos, el Pride fue, a decir del pintor gay Santiago Bucio, “algo positivo, porque vi a muchos jóvenes menores de 25 años que nacieron en una época que les permitió crecer sin tantos miedos, los miedos que tuvimos nosotros”.